Salmos 89, 6-19

Los cielos celebran tus maravillas, Yahvé,
tu lealtad en la asamblea de los santos.
Pues, ¿quién en las nubes se compara a Yahvé,
quién se le iguala entre los hijos de los dioses?
Dios es temible en el consejo de los santos,
grande y terrible para toda su corte.
Yahvé, Dios Sebaot, ¿quién como tú?,
eres poderoso, tu lealtad te circunda.
Tú domeñas el orgullo del mar,
reprimes sus olas encrespadas;
machacaste a Rahab como a un cadáver,
dispersaste al enemigo con brazo potente.
Tuyo es el cielo, tuya la tierra,
fundaste el orbe y cuanto contiene;
creaste el norte y el mediodía,
el Tabor y el Hermón te aclaman.
Actúas con brazo poderoso,
fuerte es tu mano, sublime tu derecha;
Justicia y Derecho, la base de tu trono,
Amor y Verdad marchan ante ti.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte,
que camina, Yahvé, a la luz de tu rostro,
que se alegra todo el día con tu nombre,
que vive entusiasmado con tu justicia.
Pues tú eres su esplendor y su fuerza,
con tu ayuda nos haces poderosos;
sí, de Yahvé es nuestro escudo,
del Santo de Israel nuestro rey.
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