Eclesiástico 10, 1-3

El gobernante sabio instruye a su pueblo,
la autoridad inteligente está bien consolidada.
Según el jefe de estado, así serán sus ministros,
según el gobernador de la ciudad, así serán todos sus habitantes.
Un rey sin instrucción arruina a su pueblo,
los gobernantes prudentes hacen prosperar la ciudad.
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