Eclesiástico 29, 14-20


Las fianzas.
El hombre bueno sale fiador por su prójimo,
el que ha perdido la vergüenza, lo deja abandonado.
No olvides los favores de tu fiador,
pues él se ha expuesto por ti.
El pecador dilapida los bienes de su fiador,
el ingrato no se acuerda de su liberador.
La fianza ha arruinado a mucha gente de bien,
los ha sacudido como ola del mar.
Ha desterrado a hombres poderosos,
que anduvieron errantes por naciones extranjeras.
El pecador que se presta a la fianza
con afán de especular, se enredará en pleitos.
Ayuda al prójimo según tus recursos,
pero ten cuidado de no arruinarte.
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