Eclesiástico 29, 8-13


La limosna.
En cambio, sé generoso con el humilde,
y no le hagas esperar por tu limosna.
Si quieres cumplir el mandamiento, acoge al indigente,
y según su necesidad no le despidas con las manos vacías.
Por el hermano y el amigo pierde tu dinero,
que no se te enroñe inútilmente bajo una piedra.
Utiliza tus bienes según los preceptos del Altísimo,
y te dará más provecho que el oro.
Guarda las limosnas en tus graneros,
y ellas te preservarán de todo mal.
Mejor que escudo recio o pesada lanza,
ellas combatirán por ti frente al enemigo.
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