Eclesiástico 35, 1-10


Ley y sacrificios.
Observar la ley es hacer muchas ofrendas,
guardar los mandamientos es hacer sacrificios de comunión.
Devolver un favor es hacer oblación de flor de harina,
hacer limosna es ofrecer sacrificios de alabanza.
Apartarse del mal es complacer al Señor,
un sacrificio de expiación es apartarse de la injusticia.
No te presentes ante el Señor con las manos vacías,
pues esto es lo que prescriben los mandamientos.
La ofrenda del justo honra el altar,
su perfume sube hasta el Altísimo.
El sacrificio del justo es aceptable,
su memorial no se olvidará.
Glorifica al Señor con generosidad,
y no escatimes las primicias de tus manos.
Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre,
y paga los diezmos de buena gana.
Da al Altísimo como él te ha dado a ti,
con generosidad, según tus posibilidades.
Porque el Señor sabe recompensar,
y te devolverá siete veces más.
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