Eclesiástico 37, 1-6


Falsos amigos.
Todo amigo dice: «También yo soy tu amigo»,
pero hay amigo que lo es sólo de nombre.
¿No es un disgusto mortal
que un compañero o amigo se convierta en enemigo?
¡Oh intención perversa! ¿De dónde saliste
para cubrir la tierra de engaño?
El compañero disfruta en la alegría del amigo,
pero en la desgracia se vuelve contra él.
El compañero compadece al amigo por interés,
y cuando llega el combate, coge el escudo sólo para defenderse.
No te olvides de tu amigo,
ni dejes de recordarlo cuando seas rico.
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