Eclesiástico 43, 20-25

El viento frío sopla del norte,
y el agua se convierte en hielo;
se posa sobre todas las superficies acuosas,
y las reviste como de una coraza.
Devora los montes, quema el desierto,
y como el fuego consume todo lo que es verde.
Como remedio rápido para todo llega la niebla,
y después del calor el rocío trae de nuevo la alegría.
Con su designio ha dominado el océano,
y ha plantado islas en él.
Los que surcan el mar hablan de sus peligros,
y nosotros nos maravillamos de lo que cuentan.
Allí hay criaturas raras y maravillosas,
toda clase de animales y monstruos marinos.
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