Eclesiástico 45, 20-22

Aumentó la gloria de Aarón
y le concedió una heredad,
le otorgó las primicias de los frutos
y sobre todo pan en abundancia.
Por eso se alimentan con los sacrificios del Señor,
que él le concedió a Aarón y a su linaje.
En cambio, no tiene heredad en la tierra,
ni parte en el pueblo,
porque: «Yo soy tu parte y tu heredad».
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