Eclesiástico 47, 12-17


Salomón.
Después de él subió al trono un hijo sabio,
que gracias a él vivió en la prosperidad.
Salomón reinó en tiempo de paz,
Dios le concedió una tranquilidad total,
para que levantara un templo en su nombre,
y edificara un santuario eterno.
¡Qué sabio eras en tu juventud,
lleno de inteligencia como un río!
Tu espíritu cubrió la tierra,
la llenaste con enigmáticos proverbios.
Tu nombre llegó hasta las islas lejanas,
y fuiste amado por la paz que infundías.
De tus cantos, tus sentencias, tus proverbios
y tus interpretaciones se admiraron las naciones.
Ver contexto