Eclesiástico 47, 22

Pero el Señor no renuncia jamás a su misericordia,
no deja que sus palabras se pierdan,
ni que se borre la descendencia de su elegido,
ni que desaparezca el linaje de quien le ha amado.
Por eso dio a Jacob un resto,
y a David un retoño nacido de él.
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