Eclesiástico 5, 9-15


El dominio de la lengua.
No avientes el grano con cualquier viento,
ni camines por cualquier sendero,
así lo hace el pecador que habla con doblez.
Manténte firme en tus convicciones,
y sea una tu palabra.
Sé pronto para escuchar,
y tardo en responder.
Si sabes algo, responde a tu prójimo,
si no, mano a la boca.
Hablar puede traer gloria y deshonra,
porque la lengua es la ruina del hombre.
Que no te llamen murmurador,
no enredes a los demás con tu lengua,
porque sobre el ladrón cae la vergüenza,
y una severa condena sobre el que habla con doblez.
No faltes ni en lo grande ni en lo pequeño,
ni de amigo te vuelvas enemigo.
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