Eclesiástico 6, 5-17


La amistad.
Las palabras amables multiplican los amigos,
la lengua afable multiplica los saludos.
Sean muchos los que te saluden,
pero confidente, sólo uno entre mil.
Si te echas un amigo, hazlo con tiento
y no tengas prisa en confiarte a él.
Porque hay amigos de ocasión,
que te abandonan el día de la desgracia.
Hay amigos que se convierten en enemigos,
y te avergüenzan descubriendo tus riñas.
Hay amigos que comparten tu mesa,
y te abandonan el día de la desgracia.
Cuando las cosas van bien, son como otro tú,
e incluso son amables con tus servidores;
pero si eres humillado, se ponen contra ti
y se esconden de tu presencia.
Apártate de tus enemigos,
y no te fíes demasiado de tus amigos.
El amigo fiel es un apoyo seguro,
quien lo encuentra, ha encontrado un tesoro.
El amigo fiel no tiene precio,
su valor es incalculable.
El amigo fiel es un elixir de vida,
los que temen al Señor lo encontrarán.
El que teme al Señor orienta bien su amistad,
porque, según sea él, así será su amigo.
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