Sofonías  3, 9-20


IV. Promesas
Conversión de los pueblos.
Entonces purificaré el labio de los pueblos,
para que invoquen todos el nombre de Yahvé,
y le sirvan bajo un mismo yugo.
Desde allende los ríos de Etiopía,
mis suplicantes, mi Dispersión,
vendrán a mí con ofrendas.

El humilde Resto de Israel.
Aquel día no tendrás que avergonzarte
de los delitos cometidos contra mí;
entonces arrancaré de tu seno
a tus alegres fanfarrones,
y no volverás a engreírte
en mi santo monte.
Dejaré en medio de ti
un pueblo humilde y pobre,
se cobijará al amparo de Yahvé
el Resto de Israel.
Ya no cometerán injusticias
ni dirán mentiras,
ya no ocultará su boca
una lengua embustera.
Se apacentarán y reposarán,
sin que nadie los turbe.

Salmos de júbilo a Sión.
¡Grita alborozada, Sión,
lanza clamores, Israel,
celébralo alegre de todo corazón,
ciudad de Jerusalén!
Que Yahvé ha anulado tu sentencia,
ha alejado a tu enemigo.
¡Yahvé, Rey de Israel, está en medio de ti,
ya no temerás mal alguno!
Aquel día se dirá a Jerusalén:
¡No tengas miedo, Sión,
no desfallezcan tus manos!
Yahvé tu Dios está en medio de ti,
¡un poderoso salvador!
Exulta de gozo por ti,
te renueva con su amor;
danza por ti con gritos de júbilo,
como en los días de fiesta.
Vuelta de los dispersos.
Apartaré de tu lado la desgracia,
el oprobio que pesa sobre ti.
Voy a condenar al exterminio
a todos tus opresores;
salvaré a la coja,
reuniré a la descarriada,
les daré fama y renombre
en la tierra donde fueron humilladas.
En aquel tiempo os traeré,
en aquel tiempo os congregaré.
Entonces os daré renombre y fama
entre todos los pueblos de la tierra,
cuando cambie vuestra suerte
ante vuestros propios ojos,
dice Yahvé.
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