Zacarías 2, 6-13

Le pregunté: «¿Adónde vas?» Me contestó: «A medir a Jerusalén, a ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud.» En esto, salió el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel salió a su encuentro y le dijo: «Corre, habla con ese joven y dile: Jerusalén será habitada como ciudad abierta, debido a la multitud de hombres y ganados que albergará en su interior. Y seré para ella —oráculo de Yahvé— muralla de fuego en torno y gloria dentro de ella.»

Dos llamadas a los desterrados.
¡Hala, venga, huid del país del Norte
—oráculo de Yahvé—,
ya que a los cuatro vientos del cielo
yo os esparcí! —oráculo de Yahvé—
¡Hala, sálvate, Sión,
tú que moras en Babilonia!
Pues así dice Yahvé Sebaot
que tras la gloria me ha enviado
a las naciones que os despojaron:
«El que os toca a vosotros
toca a la niña de mis ojos.»
Voy a alzar mi mano contra ellas,
y serán despojo de sus propios vasallos.
Sabréis así que Yahvé Sebaot me ha enviado.
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