Genesis 2, 1-10

Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra con todo su aparato, El séptimo día Dios dio por concluida la labor que había hecho; puso fin el día séptimo a toda la labor que había hecho. Después bendijo Dios el día séptimo y lo santificó*; porque en él puso fin Dios a toda la obra creadora que había hecho. Ésos fueron los orígenes* del cielo y la tierra, cuando fueron creados. Cuando Yahvé Dios hizo la tierra y el cielo, no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. Pero un manantial* brotaba de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. Entonces Yahvé Dios modeló al hombre con polvo del suelo*, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente*. Luego plantó Yahvé Dios un jardín en Edén*, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. Yahvé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida* y el árbol de la ciencia del bien y del mal. De Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos*.
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