I Pedro 2, 21-25

Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió* por vosotros, dejándoos un modelo para que sigáis sus huellas*. Él no cometió pecado, y en su boca no se halló engaño. Cuando era insultado, no respondía con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con rectitud. Fue él quien, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que muriésemos a nuestros pecados y viviéramos para la justicia; y con sus heridas habéis sido curados. Erais como ovejas descarriadas*, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas.
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