I Reyes 3, 6-9

Salomón respondió: «Has actuado con gran benevolencia hacia tu siervo David, mi padre, porque él caminaba en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón. Y además has mantenido hacia él esta gran benevolencia, concediéndole un hijo que ocupase su trono, como acaece hoy. Pues bien, Yahvé mi Dios, tú me has hecho rey en lugar de David mi padre, pero soy un joven muchacho y no sé por dónde empezar y terminar. Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú te elegiste, un pueblo numeroso, que no es posible contar ni calcular. Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar* a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. Cierto, ¿quién podrá hacer justicia a este pueblo tuyo tan grande?»
Ver contexto