I Tesalonicenses 2, 13-16

De ahí que tampoco nosotros dejemos de dar gracias a Dios, porque, al recibir la palabra de Dios* que os predicamos, no la acogisteis como palabra de hombre, sino cual es en verdad: como palabra de Dios*, que permanece activa* en vosotros, los creyentes. Porque vosotros, hermanos, habéis seguido el ejemplo de las iglesias de Dios que están en Judea, arraigadas en Cristo Jesús, pues también vosotros habéis sufrido de vuestros compatriotas las mismas cosas que ellos de parte de los judíos*. Éstos son los que dieron muerte al Señor y a los profetas, y los que nos han perseguido a nosotros*. No agradan a Dios y son enemigos de todos los hombres, pues nos impiden predicar a los gentiles para que se salven; así van colmando constantemente la medida de sus pecados. Pero la ira* descargó sobre ellos con vehemencia.
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