II Reyes  19, 35-37

Aquella misma noche el Ángel de Yahvé avanzó e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres. Al amanecer eran todos cadáveres*. Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y regresó a Nínive, quedándose allí. Mientras estaba celebrando el culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Saréser lo mataron a espada. Huyeron al país de Ararat* y su hijo Asaradón reinó en su lugar.
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