II Samuel  16, 1-4

Había pasado David un poco más allá de la cumbre, cuando le salió al encuentro Sibá, criado de Mefibóset, con dos asnos aparejados, cargados con doscientos panes, cien racimos de uvas pasas, cien frutas maduras y un odre de vino. El rey preguntó a Sibá: «¿Para qué es esto?» Sibá contestó: «Los asnos son para que la familia del rey pueda montar; los panes y frutas son para que los muchachos coman; y el vino, para que beba el que se fatigue en el desierto.» El rey preguntó: «¿Dónde está el hijo de tu señor?» Sibá respondió al rey: «Se ha quedado en Jerusalén, pues ha pensado que la casa de Israel le devolverá ahora el reino de su padre.» El rey dijo a Sibá: «Todo lo de Mefibóset es para ti.» Sibá respondió: «A tus pies*. ¡Que su majestad, el rey, me sea propicio!»
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