Hechos 8, 1-4

* Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia de Jerusalén. Todos* se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría*, a excepción de los apóstoles. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia: entraba por las casas, se llevaba por la fuerza a hombres y mujeres, y los metía en la cárcel. Los que se habían dispersado fueron por todas partes anunciando la Buena Nueva de la palabra.
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