Lucas 20, 20-26

Mientras ellos se quedaban al acecho, le enviaron unos espías que fingieran ser honestos, para sorprenderle así en alguna palabra y poderle entregar al poder y autoridad del procurador. Le preguntaron: «Maestro, sabemos que hablas y enseñas con rectitud y que no tienes en cuenta la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Nos es lícito pagar tributo al César o no?» Pero él, sospechando que actuaban con astucia, les dijo: «Mostradme un denario. ¿De quién lleva la imagen y la inscripción?» Ellos respondieron: «Del César.» Él les dijo entonces: «Pues bien, lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios.» No pudieron sorprenderle en ninguna palabra ante la gente. Así que, maravillados por su respuesta, se callaron.
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