Marcos 6, 32-44

Así que se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos se dieron cuenta. Así que fueron allá corriendo, a pie, de todos los pueblos y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, vio tanta gente que sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. Era ya una hora muy avanzada, cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer.» Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.» Ellos le dijeron: «¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?» Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.» Después de haberse cerciorado, le dijeron: «Cinco, y dos peces.» Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre el césped. La gente se acomodó por grupos de cien y de cincuenta. Tomó Jesús los cinco panes y los dos peces, y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los fue dando a los discípulos para que, a su vez, se los sirvieran a la gente. También repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron. Y recogieron doce canastos llenos de sobras (también lo de los peces). Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres.
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