Mateo 12, 22-24

Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Jesús lo curó, de suerte que el mudo hablaba y veía. Todos los presentes, atónitos, se preguntaban: «¿No será éste el Hijo de David?» Mas los fariseos, al oírlo, comentaban: «Éste no expulsa los demonios más que por Beelzebul*, Príncipe de los demonios.»
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