Mateo 24, 15-25

«Cuando veáis, pues, el ídolo abominable, anunciado por el profeta Daniel, erigido en el Lugar Santo* (el que lea, que comprenda), entonces que huyan a los montes los que estén en Judea; el que esté en el terrado, que no baje a recoger las cosas de su casa; y el que esté en el campo, que no regrese en busca de su manto. ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de sábado. Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente, ni volverá a haberla*. Y si aquellos días no se acortasen, no se salvaría nadie; pero, en atención a los elegidos*, se acortarán aquellos días. «Entonces, si alguno os dice: ‘Mirad, el Cristo está aquí o allí’, no lo creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes signos y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. ¡Mirad que os lo he predicho!
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