Salmos 42, 6-11

[[7]] Dios mío! Me siento desfallecer, por eso te recuerdo, desde el Jordán y el Hermón a ti, montaña humilde*. [[8]] Un abismo llama a otro abismo en medio del fragor de tus cascadas, todas tus olas y tus crestas han pasado sobre mí. [[9]] De día enviará Yahvé su amor, y el canto que me inspire por la noche será oración al Dios de mi vida. [[10]] Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué me olvidas?, ¿por qué he de andar sombrío por la opresión del enemigo? [[11]] Me rompen todos los huesos los insultos de mis adversarios, todo el día repitiéndome: ¿Dónde está tu Dios? [[12]] ¿Por qué desfallezco ahora y me siento tan azorado? Espero en Dios, aún lo alabaré: ¡Salvación de mi rostro, Dios mío!
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