Santiago 1, 2-4

Hermanos míos, sentíos realmente dichosos cuando os veáis rodeados por toda clase de pruebas, pues sabéis que la calidad probada de vuestra fe produce paciencia. Pero la paciencia ha de culminar en una obra perfecta*, para que seáis perfectos e íntegros, sin que dejéis nada que desear.
Ver contexto