Ezequiel  24, 15-24


Muerte de la esposa
Jr 16,1-9

Me dirigió la palabra el Señor: – Hijo de hombre,
voy a arrebatarte repentinamente
el encanto de tus ojos;
no llores ni hagas duelo
ni derrames lágrimas; laméntate en silencio
como un muerto, sin hacer duelo;
colócate el turbante
y cálzate las sandalias;
no te cubras la cara
ni comas el pan del duelo. Por la mañana
yo hablaba a la gente,
por la tarde se murió mi mujer
y a la mañana siguiente hice
lo que se me había mandado. Entonces me dijo la gente:
¿quieres explicarnos
qué nos anuncia
lo que estás haciendo? Les respondí:
Me dirigió la palabra el Señor: Dile a la casa de Israel:
Esto dice el Señor:
Mira, voy a profanar mi santuario,
del que están tan orgullosos,
el encanto de sus ojos,
el tesoro de sus almas.
Los hijos e hijas que dejaron
caerán a espada. Entonces harán lo que yo he hecho:
no se cubrirán la cara
ni comerán el pan del duelo; seguirán
con el turbante en la cabeza
y las sandalias en los pies,
no llorarán ni harán duelo;
se consumirán por su culpa
y se lamentarán unos con otros.

El profeta mudo
3,26s; 33,21s

Ezequiel les servirá de señal:
harán lo mismo que él ha hecho.
Y cuando suceda
sabrán que yo soy el Señor.
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