Genesis 19, 1-25


El pecado de Sodoma
Jue 19,20-25; Sab 19,13-17

Los dos ángeles llegaron a Sodoma por la tarde. Lot, que estaba sentado a la puerta de la ciudad, al verlos se levantó a recibirlos y se postró rostro en tierra. Y dijo:
– Señores míos, les ruego que pasen a hospedarse a la casa de este servidor. Lávense los pies y por la mañana seguirán su camino.
Contestaron:
– No; pasaremos la noche en la plaza. Pero él insistió tanto, que pasaron y entraron en su casa. Les preparó comida, coció panes y ellos comieron. Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad rodearon la casa: jóvenes y viejos, toda la población hasta el último. Y le gritaban a Lot:
–¿Dónde están los hombres que han entrado en tu casa esta noche? Sácalos para que nos acostemos con ellos. Lot se asomó a la entrada, cerrando la puerta al salir, y les dijo:
– Hermanos míos, no sean malvados. Miren, tengo dos hijas que aún no han conocido varón alguno; se las traeré para que las traten como quieran, pero no hagan nada a estos hombres que se han hospedado bajo mi techo. Contestaron:
– Apártate de ahí; este individuo ha venido como inmigrante y ahora se mete a juez. Ahora te trataremos a ti peor que a ellos. Y empujaban a Lot intentando forzar la puerta. Pero los visitantes alargaron el brazo, metieron a Lot en casa y cerraron la puerta. Y a los que estaban junto a la puerta, pequeños y grandes, los cegaron, de modo que no podían encontrar la puerta.

Liberación de Lot

Los visitantes dijeron a Lot:
–¿Tienes más familiares aquí? Toma a tus yernos, hijos, hijas, a todos los tuyos y todo lo que tengas en esta ciudad y sácalos de este lugar. Vamos a destruir este lugar, porque la acusación presentada al Señor contra este sitio es muy seria, y el Señor nos ha enviado para destruirlo. Lot salió a decirles a sus yernos – prometidos de sus hijas– :
– Vamos, salgan de este lugar, que el Señor va a destruir la ciudad.
Pero ellos lo tomaron a broma. Al amanecer, los ángeles apuraron a Lot:
– Anda, toma a tu mujer y a esas dos hijas tuyas, para que no perezcan por culpa de la ciudad. Y como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad. Una vez fuera, le dijeron:
– Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la región baja; ponte a salvo en los montes para no perecer. Lot les respondió:
– No, señores, por favor. Sé que gozo del favor de ustedes, porque me han salvado la vida tratándome con gran misericordia; yo no puedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré. Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapar del peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida. Uno de ellos le contestó:
– Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. Apúrate, ponte a salvo allí, porque no puedo hacer nada hasta que llegues.
Por eso la ciudad se llama Zoar. Cuando Lot llegó a Zoar, salía el sol.

Castigo de Sodoma
Dt 29,23; Is 1,9; Jr 49,18

El Señor desde el cielo hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la región baja con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo.
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