I Macabeos 3, 1-26


Actividad de Judas en Judea
2 Mac 8,1-7

Le sucedió su hijo Judas, apodado Macabeo. Todos sus hermanos y los partidarios de su padre le prestaron apoyo y combatieron con entusiasmo por Israel. Judas extendió
la fama de su pueblo;
vistió la coraza como un héroe,
ciñó sus armas y entabló combates
protegiendo sus campamentos
con la espada. Fue un león en sus hazañas,
un cachorro que ruge por la presa; rastreó y persiguió a los impíos,
quemó a los agitadores del pueblo. Por miedo a Judas
los impíos se acobardaron,
los que hacían el mal fracasaron;
por su mano triunfó la liberación. Hizo sufrir a muchos reyes,
alegró a Jacob con sus hazañas,
su recuerdo será siempre bendito. Recorrió las ciudades de Judá
exterminando en ella a los impíos;
apartó de Israel la cólera divina. Su renombre llenó la tierra,
porque reunió a un pueblo
a punto de ser exterminado. Apolonio reunió un ejército extranjero y un gran contingente de Samaría para luchar contra Israel. Cuando lo supo Judas, salió a hacerle frente, lo derrotó y lo mató. Los paganos tuvieron muchas bajas, y los supervivientes huyeron. Al recoger el botín, Judas se quedó con la espada de Apolonio, y desde entonces siempre combatió con ella. Cuando Serón, general en jefe del ejército sirio, se enteró de que Judas había reunido en torno a sí una tropa numerosa de fieles seguidores suyos dispuestos a pelear, se dijo:
– Voy a ganar fama y renombre en el imperio luchando contra Judas y los suyos, ésos que desprecian la orden del rey. Se le sumó un fuerte ejército de gente impía, que subieron con él para ayudarle a vengarse de los israelitas. Cuando llegaba cerca de la cuesta de Bet-Jorón, Judas le salió al encuentro con un puñado de hombres; pero al ver el ejército que venía de frente dijeron a Judas:
–¿Cómo vamos a luchar contra esa multitud bien armada, siendo nosotros tan pocos? Y además estamos agotados, porque no hemos comido en todo el día. Judas respondió:
– No es difícil que unos pocos envuelvan a muchos, porque a Dios le da lo mismo salvar con muchos que con pocos, porque la victoria no depende del número de soldados, sino de la fuerza que llega del cielo. Ellos vienen a atacarnos llenos de insolencia e impiedad, para aniquilarnos y saquearnos a nosotros, a nuestras mujeres y a nuestros hijos, mientras que nosotros luchamos por nuestra vida y nuestra religión. El Señor los aplastará ante nosotros. No les tengan miedo. Nada más terminar de hablar, se lanzó contra ellos de repente. Derrotaron a Serón y su ejército, lo persiguieron por la bajada de Bet-Jorón hasta la llanura. Serón tuvo unas ochocientas bajas, y los demás huyeron al territorio filisteo. Judas y sus hermanos empezaron a ser temidos, y una ola de pánico cayó sobre las naciones vecinas. Su fama llegó a oídos del rey, porque todos comentaban las batallas de Judas.
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