II Corintios 4, 7-15


Confianza en Dios

Ese tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea bien que ese poder extraordinario procede de Dios y no de nosotros. Por todas partes nos aprietan, pero no nos aplastan; andamos con graves preocupaciones, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no aniquilados; siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también en nuestro cuerpo se manifieste la vida de Jesús. Continuamente nosotros, los que vivimos, estamos expuestos a la muerte por causa de Jesús, de modo que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida. Pero como poseemos el mismo espíritu de fe conforme a lo que está escrito: creí y por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos, convencidos de que quien resucitó al Señor Jesús, nos resucitará a nosotros con Jesús y nos llevará con ustedes a su presencia. Todo esto es por ustedes, para que, al multiplicarse la gracia entre muchos, sean también numerosos los que den gracias para gloria de Dios.
Ver contexto