II Macabeos 9, 1-4


Muerte de Antíoco Epífanes
1 Mac 6,1-16

Por aquel tiempo Antíoco se tuvo que retirar en desorden del territorio persa. En efecto, al llegar a la capital, Persépolis, había empezado a saquear el templo y a ocupar la ciudad; ante esto el pueblo se amotinó y recurrió a las armas, y Antíoco, derrotado y puesto en fuga por los habitantes, tuvo que emprender una vergonzosa retirada. Cuando estaba cerca de Ecbatana, le llegó la noticia de lo ocurrido a Nicanor y a los de Timoteo, y fuera de sí por la ira, pensaba desquitarse con los judíos de la injuria que le habían hecho los que le obligaron a emprender la retirada. Por eso ordenó al conductor de su carro avanzar sin detenerse hasta el final del viaje. Pero, ¡viajaba con él la sentencia del cielo! En su arrogancia, Antíoco había dicho:
– Cuando llegue allá convertiré a Jerusalén en un cementerio de judíos.
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