Jeremías  7, 16-20


No valen intercesiones

Y tú no intercedas por este pueblo,
no supliques a gritos por ellos,
no me reces, que no te escucharé. ¿No ves lo que hacen
en los pueblos de Judá
y en las calles de Jerusalén? Los hijos recogen leña,
los padres encienden el fuego,
las mujeres preparan
la masa para hacer tortas
en honor de la reina del cielo,
y para irritarme
hacen libaciones a dioses extranjeros. ¿Es a mí a quien irritan
– oráculo del Señor–
o más bien a sí mismos,
para su confusión? Por eso así dice el Señor:
Miren, mi ira y mi enojo
se derraman sobre este lugar,
sobre hombres y ganados,
sobre el árbol silvestre,
sobre el fruto del suelo,
y arden sin apagarse.
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