Job  3, 20-26


¡Líbrenme de Dios!

¿Por qué dio a luz a un desgraciado
y vida al que la pasa en la amargura, al que ansía la muerte que no llega
y escarba buscándola, más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba
y gozaría al recibir sepultura, al hombre que no encuentra camino
porque Dios le cerró la salida? Por alimento tengo mis sollozos
y mis gemidos desbordan como agua. Lo que más temía me sucede,
lo que más me aterraba me acontece: vivo sin paz, sin calma, sin descanso,
en puro sobresalto.
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