Marcos 10, 46-50

Al oír que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar:
–¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! Muchos lo reprendían para que se callase. Pero él gritaba más fuerte:
–¡Hijo de David, ten piedad de mí! Jesús se detuvo y dijo:
– Llámenlo.
Llamaron al ciego diciéndole:
–¡Ánimo, levántate, que te llama! Él dejó el manto, se puso en pie y se acercó a Jesús. Jesús le dirigió la palabra:
–¿Qué quieres de mí?
Contestó el ciego:
– Maestro, que recobre la vista.
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