Mateo 10, 16-33


Advertencia de persecuciones
Mc 13,9-13; Lc 21,12-19

Miren, yo los envío como ovejas en medio de lobos: sean astutos como serpientes y sencillos como palomas. ¡Cuidado con la gente!, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas. Los harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen por lo que van a decir; pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre hablará por ustedes. Un hermano entregará a la muerte a su hermano, un padre a su hijo; se rebelarán hijos contra padres y los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi nombre. Quien resista hasta el final se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, escapen a otra; les aseguro que no habrán recorrido todas las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del Hombre.

Lc 6,40; cfr. Jn 13,16; 15,20

No está el discípulo por encima del maestro ni el sirviente por encima de su señor. Al discípulo le basta ser como su maestro y al sirviente como su señor. Si al dueño de casa lo han llamado Belcebú, ¡cuánto más a los miembros de su casa!

Mc 4,22; Lc 12,2s; 8,17

Por tanto no les tengan miedo. No hay nada encubierto que no se descubra, ni escondido que no se divulgue. Lo que les digo de noche díganlo en pleno día; lo que escuchen al oído grítenlo desde los techos.

Lc 12,4-9

No teman a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma; teman más bien al que puede arrojar cuerpo y alma en el infierno. ¿No se venden dos gorriones por unas monedas? Sin embargo ni uno de ellos cae a tierra sin permiso del Padre de ustedes. En cuanto a ustedes, hasta los pelos de su cabeza están contados. Por tanto, no les tengan miedo, que ustedes valen más que muchos gorriones. Al que me reconozca ante los hombres yo lo reconoceré ante mi Padre del cielo. Pero el que me niegue ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.
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