Salmos 97, 1-12

El Señor reina, salte de gozo la tierra,
alégrense las islas innumerables. Nubes y nubarrones lo rodean,
Justicia y Derecho sostienen su trono. Delante de él avanza fuego,
que llamea también a su espalda. Sus relámpagos iluminan el mundo,
y al verlo, la tierra se estremece. Los montes se derriten como cera
en presencia del Señor,
ante el Dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria. Se sonrojan los que adoran estatuas
y los que se glorían en sus nulidades;
ante él se postran todos los dioses. Lo oye Sión y se alegra,
se regocijan las poblaciones de Judá,
por tu actuación providencial, Señor, porque tú Señor,
eres el Altísimo sobre toda la tierra,
muy por encima de todos los dioses. El Señor ama a quienes odian el mal,
preserva la vida de sus fieles,
los libra de la mano del malvado. Despunta la luz para los justos
y la alegría para los rectos de corazón. Festejen, justos, al Señor,
den gracias a su Nombre santo.
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