Genesis 3, 5-16

al contrario, Dios sabe que el día que comáis de él se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal. Vio la mujer que el árbol tenía frutos sabrosos y que era seductor a la vista y codiciable para conseguir sabiduría; tomó de sus frutos y comió, y dio también a su marido, que estaba con ella, y que igualmente comió de él. Se abrieron entonces los ojos de ambos, y al darse cuenta de que estaban desnudos, cosieron hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores. Y oyeron el rumor de los pasos de Yahvéh -Dios, que se paseaba por el jardín a la brisa del día, y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Yahvéh -Dios por entre la arboleda del jardín. Y llamó Yahvéh -Dios al hombre, diciéndole: ¿Dónde estás? Y él contestó: Oí el ruido de tus pasos por el jardín, y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí. Y dijote: ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Comiste quizá del árbol del que yo te prohibí que comieses? Respondió el hombre: Ha sido la mujer que pusiste a mi lado la que me dio del árbol, y comí. Dijo Yahvéh -Dios a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Replicó la mujer: La serpiente me engañó, y comí. Dijo entonces Yahvéh -Dios a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu vientre te arrastrarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás al talón. A la mujer le dijo: Multiplicaré en gran manera tus sufrimientos y tus préñeles; darás a luz hijos con dolor. Hacia tu marido será tu anhelo, pero el te dominará.
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