I Corintios 15, 50-53

Pero os digo esto, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. Mirad: Os voy a decir un misterio: No todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al sonido de la última trompeta; porque ésta sonará, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros transformados. Pues esto corruptible tiene que ser vestido de incorruptibilidad, y esto mortal tiene que ser vestido de inmortalidad.
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