I Corintios 7, 32-34

Lo que yo pretendo es que estéis libres de cuidados. El soltero se cuida de las cosas del Señor: de cómo agradar al Señor. En cambio, el casado se cuida de las cosas del mundo: de cómo agradar a su mujer, y anda dividido. Igualmente, la mujer no casada, lo mismo que la doncella, se cuida de las cosas del Señor, para ser santa en cuerpo y alma; la casada, en cambio, se cuida de las cosas del mundo: de cómo agradar a su marido.
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