II Corintios 2, 14-16

Pero gracias sean dadas a Dios, que, en Cristo, nos lleva siempre en su triunfo y que por medio de nosotros manifiesta la fragancia de su conocimiento por todas partes. Porque aroma de Cristo somos para Dios, tanto en los que se salvan como en los que se pierden: en éstos, fragancia que lleva de muerte a muerte; en aquéllos, fragancia que lleva de vida a vida. Y para esto, ¿quién está capacitado?
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