Deuteronomio  26, 6-9

Después los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. Clamamos entonces a Yahvéh, el Dios de nuestros padres, y Yahvéh oyó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestra pena y nuestra opresión, y nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo tenso, en medio de gran terror, señales y prodigios, y nos introdujo en este lugar, dándonos este país, tierra que mana leche y miel.
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