Deuteronomio  32, 10-12

Lo halla en tierra desierta, en vasta soledad, entre aullidos salvajes; lo rodea de cuidados, lo atiende, lo guarda como a la niña de sus ojos. Como águila que incita a su nidada, que revolotea sobre sus polluelos, él despliega sus alas, lo toma, lo lleva sobre su plumaje. Sólo Yahvéh lo guía; ningún dios extraño está con él.
Ver contexto