Genesis 19, 4-25

No se habían acostado todavía, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, cercaron la casa, jóvenes y viejos, todo el pueblo sin excepción. Llamaron a Lot y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que entraron en tu casa esta noche? Sácanoslos para que abusemos de ellos. Salió Lot hacia ellos, a la entrada, y cerró tras de sí la puerta. Luego les dijo: Os ruego, hermanos míos, que no cometáis tal maldad. Mirad, tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced con ellas como bien os parezca. Pero no hagáis nada a estos hombres, puesto que se cobijaron a la sombra de mi techo. Dijeron ellos: ¡Quítate de ahí! Y añadieron: ¡El que vino a morar aquí como extranjero quiere erigirse en juez! Ahora te trataremos peor que a ellos. Y forcejearon violentamente con el hombre, con Lot, y se acercaron para romper la puerta. Entonces los dos hombres alargaron su mano, metieron a Lot en casa, con ellos, y cerraron la puerta. Y a los que estaban a la entrada de la casa, los hirieron de ceguera, desde el menor hasta el mayor, de modo que no lograron dar con la puerta. Los dos hombres dijeron a Lot: ¿Tienes todavía alguien aquí: algún yerno? A tus hijos, a tus hijas y a todo cuanto tengas en la ciudad, hazlo salir de esta localidad, pues vamos a destruirla, porque es grande el clamor que contra ella se ha levantado ante la faz de Yahvéh, y Yahvéh nos ha enviado para destruirla. Salió Lot, y habló a sus yernos, los que iban a desposarse con sus hijas, diciéndoles: Levantaos, salid de este lugar, porque Yahvéh va a destruir la ciudad. Pero a los yernos les pareció que bromeaba. Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot, diciéndole: Levántate, toma a tu mujer y a las dos hijas que tienes, no sea que perezcas por el pecado de la ciudad. Como él vacilaba, los hombres asieron de las manos a él, a su mujer y a sus dos hijas, por la misericordia de Yahvéh hacia él, le hicieron salir, y lo condujeron fuera de la ciudad. Mientras los sacaban fuera, dijéronle: Escapa, por tu vida. No mires atrás, ni te detengas en toda la llanura. Escapa al monte, si no quieres perecer. Lot les contestó: No, señor mío. Puesto que tu siervo ha hallado gracia a tus ojos, y ha sido grande la misericordia que has hecho conmigo al salvar mi vida, mira que no puedo huir al monte, no sea que me alcance el desastre y yo muera. Cerca está esa ciudad a la que puedo huir. Es pequeña. Deja que me refugie en ella. ¿No es pequeña? Así salvaría la vida. Y le contestó: Bien, te hago favor también en esto, y no destruiré la ciudad de la que hablas. Date prisa, huye allá; pues nada puedo hacer mientras tú no llegues allí. Por esto a la ciudad se le llama Sóar. Había salido el sol sobre la tierra cuando llegó Lot a Sóar. Entonces Yahvéh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de Yahvéh, desde los cielos, y destruyó estas ciudades y toda la llanura, con todos los habitantes de las ciudades y las plantas del suelo.
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