Levítico 17, 10-15

Contra todo hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que habitan en medio de ellos, que coma sangre, de cualquier clase que sea, yo volveré mi faz contra el que coma sangre y lo eliminaré de en medio de su pueblo. Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os he mandado ponerla sobre el altar para que expíe por vuestras vidas, pues es la sangre la que expía por la vida. Por eso he dicho a los hijos de Israel: Nadie de entre vosotros comerá sangre, ni la comerá tampoco el extranjero que habita en medio de vosotros. Todo hombre de los hijos de Israel, o de los extranjeros que habitan en medio de ellos, que cace un animal o ave que es lícito comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. Porque la vida de toda carne es su sangre. Por eso he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne; pues la vida de toda carne está en su sangre. Quien la coma, será exterminado. Cualquiera, indígena o extranjero, que coma de un animal muerto o despedazado, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde; después será puro.
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