Genesis 21, 20-24

Y Dios protegió al chico, que creció y habitó en el desierto, y llegó a ser tirador de arco. Habitó en el desierto de Paran, y su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto. Aconteció por aquel tiempo que Abimélek y Pikol, jefe de su ejército, hablaron a Abraham diciéndole: Dios está contigo en todo lo que haces. Ahora, pues, júrame aquí por Dios que no me has de engañar ni a mí, ni a mi linaje, ni a mi posteridad, sino que procederás conmigo y con la tierra en la cual has morado como forastero con la misma benevolencia con que te he tratado. Respondió Abraham: Lo juro.
Ver contexto