Romanos  11, 14-36

por ver si con ello logro provocar celos en los de mi raza y así salvar siquiera a algunos de ellos. Porque, si su exclusión es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración, sino un retornar de entre los muertos a la vida? Si las primicias son santas, también lo es la masa, y si santa es la raíz, también lo son las ramas. Si algunas ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, fuiste injertado en las restantes, para compartir con ellas la raíz y la savia del olivo, no te engrías contra aquellas ramas, y si te engríes, piensa que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz a ti. Claro que tú dirás: Es que algunas ramas fueron desgajadas precisamente para que yo fuera injertado. Muy bien: por su incredulidad fueron desgajadas, mientras que tú estás firme por la fe. Pero no presumas tanto, sino más bien teme. Pues, si Dios no perdonó las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: para con los que cayeron, severidad; para contigo, en cambio, bondad divina, si es que permaneces acogido a esta bondad. De otro modo, también tú serás cortado. Pero también aquéllos, si no persisten en su incredulidad, serán injertados; pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. Efectivamente, si tú fuiste cortado del que era por naturaleza olivo silvestre, y contra tu natural condición fuiste injertado en un olivo bueno, ¡con cuánta mayor razón ellos, que son ramas legítimas, podrán ser injertados en el propio olivo! No quiero, hermanos, para que no presumáis de vosotros mismos, que ignoréis este misterio: que el encallecimiento ha sobrevenido a Israel parcialmente, hasta que la totalidad de los gentiles haya entrado. Y entonces todo Israel será salvo, según lo que está escrito: «Vendrá de Sión el libertador, apartará de Jacob la impiedad» (Is 59. 20). «Y ésta será, por mi parte, la alianza con ellos, cuando yo haya quitado sus pecados» (Is 27,9 con Jr 31,33s). Mirando al Evangelio, es verdad que son enemigos de Dios en beneficio vuestro; pero mirando a la elección, son amados por Dios, en atención a los patriarcas; pues los dones de Dios y su llamada son irrevocables. Así como vosotros fuisteis desobedientes a Dios en otro tiempo, pero ahora, con ocasión de la desobediencia de ellos, obtuvisteis misericordia, así también ellos ahora fueron desobedientes, para que, con ocasión de la misericordia a vosotros concedida, también ellos obtengan a su vez misericordia. Pues Dios incluyó a todos por igual en desobediencia, a fin de tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de la riqueza y de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus decisiones, y qué inexplorables sus caminos! Pues «¿quién conoció el pensamiento de Dios? ¿O quién llegó a ser su consejero?» (Is 40,13). «¿O quién le dio algo de antemano, de suerte que a éste haya que darle recompensa por ello?» (Job 41,2). Porque de él y por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por siempre. Amén.
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