II Macabeos 4, 9-15

Se comprometía además a firmar el pago de otros cuatro mil kilos, si se le concedía la facultad de instalar por su propia cuenta un gimnasio y una efebía, así como la de registrar a sus partidarios como ciudadanos antioquenos en Jerusalén. Con el consentimiento del rey y con los poderes en su mano, pronto cambió las costumbres de sus compatriotas conforme al estilo griego. Suprimiendo los privilegios que los reyes habían concedido a los judíos por medio de Juan, padre de Eupólemo, el que fue enviado en embajada a los romanos para un pacto de amistad y mutua defensa, y abrogando las instituciones legales, introdujo costumbres nuevas, contrarias a la ley. Así pues, fundó a su gusto un gimnasio bajo la misma acrópolis e indujo a lo mejor de la juventud a uniformarse según costumbre griega. Era tal el auge del helenismo y el progreso de la moda extranjera a causa de la extrema perversidad de aquel Jasón, quien tenía más de impío que de sumo sacerdote, que los sacerdotes ya no sentían interés por el servicio al altar, sino que menospreciaban el santuario; descuidando los sacrificios, en cuanto se convocaba el campeonato de disco, se apresuraban a tomar parte en los ejercicios de la palestra contrarios a la ley; sin apreciar en nada la honra patria, tenían por mejores las glorias helénicas.
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