Deuteronomio  22, 23-27

Si una joven virgen está prometida a un hombre y otro la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, sacaréis a los dos a la puerta de esa ciudad y los lapidaréis hasta que mueran: a la joven, por no haber pedido socorro en la ciudad, y al hombre, por haber violado a la mujer de su prójimo. Así extirparás el mal de en medio de ti. Pero si fue en el campo donde el hombre encontró a la joven prometida, y la forzó y se acostó con ella, morirá solo el hombre que se acostó con ella. A la joven no le harás nada, no es rea de muerte; porque es como si uno ataca a su prójimo y le quita la vida. Así es este caso, pues él la encontró en el campo; y, aunque la joven prometida hubiese gritado, nadie pudo oírla.
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