Levítico 14, 1-9

° El Señor dijo a Moisés: «Esta es la ley que ha de aplicarse al leproso en el día de su purificación. Será llevado al sacerdote y este saldrá fuera del campamento; si, tras haberlo examinado, comprueba que el leproso está ya curado de su lepra, el sacerdote mandará traer para el que ha de ser purificado dos pájaros puros vivos, madera de cedro, púrpura escarlata e hisopo. Mandará degollar uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua corriente. Tomará luego el pájaro vivo, la madera de cedro, la púrpura escarlata y el hisopo, los mojará, junto con el pájaro vivo, en la sangre del pájaro degollado sobre agua corriente, y hará siete aspersiones sobre el que ha de ser purificado de la lepra y lo declarará puro. Y soltará el pájaro vivo en el campo. El que se purifica lavará sus vestidos, se afeitará totalmente, se bañará y quedará limpio. Entonces podrá entrar en el campamento; pero durante siete días se quedará fuera de su tienda. El día séptimo se afeitará todo el pelo, la cabeza, la barba, las cejas; en una palabra, todo el pelo, lavará también sus vestidos, bañará su cuerpo y quedará limpio.
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